Estoy sentado en un Bonafide junto a la ventana. A mi derecha, el largo del local, y bien pegado a mí, tres veintiañieras que hablan pavadas (demasiado fuerte y demasiado cerca para mi gusto). A mi izquierda, un cerco de madera, una canastita con chocolates, el vidrio, y más allá la calle, el sol, los […]