Oficina moderna. B. y N. con ropas ordinarias, a la moda del momento. B. un tanto más “cheta”. Sin señas particulares, absolutamente coloquial, ambas con actitud despreocupada. B. y S. en sus escritorios, estos contiguos, separados por un tabique de altura mediana, que evita que se vean las caras, sentados, trabajan. N. parada, apoyada en el tabique, los ve a ambos; juguetea con un mate lavado. La conversación está empezada. B. excitada, tono y volumen de voz presurosos. N. expectante. S. inerte.
Telón.
Luces, fade in.
Ruido de oficina: impresoras, teclados, teléfonos, voces.
B.—No sabés lo que es, no podés parar, te atrapa a full!!
N.—Sí, eso me dijeron…
B.—No, no, es increíble, no podés parar… Con J. nos sentamos frente en el sillón, decimos ‘bueno, vamos a ver uno’, y listo, no podemos parar!
N.—Sí, C. me contó que la cuñada le dijo que no podía parar, y ella dijo ‘bah, daaaleee!!’ y lo vio y no puede parar!
B.—Tal cuál! Necesitás saber cómo termina, cómo sigue..!!
N.—Dale, me los traés?!
B.—Dale, te los traigo y vos te fijás, vas a ver que no podés parar de mirarlos..!!
S.—Che, N., tené en cuenta que te lo dice alguien que no podía dejar de mirar la piscina vacía de Gran Hermano a la una de la mañana…
N.—…mmmhhh…
B.—No, pero esto es distinto… Probá y vas a ver!!
S.—No, seguro…
N.—A ver, dale, contame
B.—En serio! Mirá, el otro día estábamos con J. y ya íbamos por el tercero, y en un momento no sé que aparece y J. dice ‘uy, esto es lo de la serie Finocchieto’ o algo así, no sé, y…
S.—Serie Fibonacci!
B.—Ah, eso, sí, no sé bien, pero estaba eso, y…
La conversación continúa en fade out.
Luces, fade out.
Telón.
[originalmente publicado en historiasquenollevananingunlado.blogspot.com]