Un aula de secundaria, primer año. Diecinueve alumnos en pupitres de a dos. Dos varones, sentados en puntas opuestas del fondo; el resto, nenas. El profesor, apoyado sobre uno de los bancos vacíos de la derecha, intenta explicar la diferencia entre “famoso” y “popular”. (Los diálogos marcados con * son originalmente producidos en castellano, los demás son, de ser posible, representados en inglés). Por la izquierda, a espaldas del profesor, entra el rayo del sol. El pizarrón, inexistente, ocuparía el lugar del telón.
PROFESOR: Digamos que la diferencia sería que algo es “famoso” cuando mucha gente lo conoce, y “popular” cuando a mucha gente le gusta.
ALUMNA I: Y pero si es conocido es porque a la gente le gusta!
PROFESOR: Bueno, a veces, pero…
ALUMNA II: Porque si es popular, es famoso…
PROFESOR: Bueno, en general sí, pero puede ser que en un grupo…
ALUMNA III: No entiendo…
PROFESOR: Quiero decir que no son lo mismo, aunque a veces son parecidos, porque…
ALUMNA II: Patito Feo es popular, y es re-famoso!
Los alumnos empiezan a debatir entre ellos por lo bajo. El profesor empieza a impacientarse.
PROFESOR: Sí, claro, pero también podría pasar que fuera famoso pero no popular. Popular viene de pueblo, entonces quiere decir que…
ALUMNA IV: Tinelli por ejemplo es famoso, y popular, aunque a mí no me gusta…
El debate empieza a cobrar cierto volumen. El profesor se impacienta un poco más.
PROFESOR: Chicos, chicos, esperen, vamos a ver… ¿Pueden pensar un ejemplo de alguien que mucha gente conozco, pero que no a mucha gente le guste?
Se hace cierto silencio, hay murmullos, los alumnos piensan. El profesor piensa, y no parece encontrar el ejemplo.
PROFESOR: Supongamos, por ejemplo: Hitler es muy famoso, pero para nada popular. (A la vez que habla comienza a darse cuenta de lo poco acertado de su elección).
Se escucha un suspiro ahogado, y se hace un segundo de silencio que evidencia que los alumnos han entendido.
ALUMNA V:* ¿Quién es Hitler? (En seguida, rompiendo el silencio con una voz tímida)
Un suspiro generalizado, y una queja contenida. La clase da muestras de incredulidad. Varios alumnos a la vez intentan empezar una explicación.
ALUMNO I: Nooo!!
PROFESOR: No, chicos, chicos…. Chicos…
ALUMNO I:* No lo puedo creer!!
PROFESOR: Chicos, no: nadie le explica nada (amigable pero firme, cerrando el debate). Maggie: es importante, seguro que sabés pero no te acordás. Después cuando vas a casa, te fijás en un diccionario, o en internet, o le preguntás a mamá o a papá, ¿sabés?
ALUMNA V: Sí… (asiente tímida)
ALUMNO I: (al profesor) Martín, yo le explico!!
PROFESOR: No, Nacho, nadie le explica: Maggie va a casa y se fija. Chicos, ¿seguimos con el otro ejercicio? Vamos, tres minutos y corregimos, vamos!!
Los alumnos empiezan a trabajar, el profesor empieza a caminar alrededor de los bancos. Ayuda a algunos alumnos al azar, mientras el grupo trabaja. A medida que camina, se acerca a ALUMNO I. De repente, por sobre el murmullo que oportunamente decrece, sobresale la voz de ALUMNO I.
ALUMNO I:* …Segunda Guerra Mundial, que hacía…
PROFESOR: Nacho! No te acabo de decir que la cortes?!
ALUMNO I:* No, no, Martín, pero no puede ser!! (indignado mientras sonríe) Le tengo que explicar, no puede ser!!
PROFESOR:* (desafiante) ¿Qué cosa “no puede ser”?
ALUMNO I:* Maggie pensaba que Hitler era un chocolate!!
Por un segundo, la escena se friza. El profesor intenta mantener la cordura, pero pronto la pierde y comienza a reírse solapadamente, aún agachado junto al pupitre de Alumno I
PROFESOR: ¿Un chocolate? (Pregunta incrédulo. El grupo de a poco se va sumando a las risas).
Fade.
Telón.
[originalmente publicado en historiasquenollevananingunlado.blogspot.com]